¡Buen día, gente! Espero estén teniendo un hermoso día, dentro de lo que cabe, y que la fuerza los esté acompañando, especialmente hoy que tenemos un interesante artículo y como suele decir el vago de la esquina: «¿De qué vas? Bitter Kas», una frase que estuvo de moda allá por los ochentas, y habiendo mencionado eso, creo que queda claro de que hablaremos esta vez.
Los Ochentas
Una década marcada por grandes eventos, por ahí vemos punteando El Desastre Nuclear de Chernóbil en 1986, a su lado se asoma La Caída del Muro de Berlín en 1989, detrás, pero a grandes pasos, se acerca La Declaración Pública de La Existencia del SIDA en 1981, en cuarto lugar, pero no menos importante, La Tragedia de Armero en Colombia, 1985, donde la erupción del Volcán Nevado Ruiz dejaría un saldo de 30,000 fallecidos, y la historia de Omayra Sánchez, una víctima de la tragedia; y el Terremoto de México de 1985.
En quinto lugar situaríamos a Los Desaparecidos en Latinoamérica, aquellos que fueron borrados del mapa por los gobiernos tiranos de entonces, personas que no estaban a favor del régimen y que eran eliminadas para no causar problemas.
En el sexto vendría haciendo su asistencia La Guerra de Las Malvinas y el adiós a la dictadura en Argentina, y en el séptimo, como un añadido del quinto lugar, tendríamos la lucha de los chilenos al volver a las urnas en 1988, para decidir si Pinochet seguiría o se quedaría más tiempo al mando, como uno de los dictadores más crueles de la historia.
Pero no todo fue malo en esta década, aunque los eventos más importantes auguren tragedias, también hubo cosas buenas, muchas de ellas aun perduran entre nosotros, como la música, el cine, los libros, los videojuegos, los celulares, cientos de cosas.
Podemos nombrar, por ejemplo, los grandes clásicos del cine, esas películas, palomiteras o no, que aun perduran entre nosotros y que podemos disfrutar un sábado por la noche, entre ellas están: la trilogía de Volver al Futuro (Back to the future), Star Wars El Imperio Contraataca (The Empires Strikes Back), El Resplandor (The Shining), Blade Runner, ET, Rambo, Goonies, Terminator, Scarface, Rocky IV, Fullmetal Jacket, Duro de Matar (Die Hard), El Club de los Cinco (The Breakfast Club), etc.
En libros podemos hallar a Crónica de Una Muerte Anunciada, de Gabriel García Márquez, Neuromante, de William Gibson, y la primera incursión que tendríamos hacia La Matrix y el Cyberpunk. El Silencio de los Corderos, de Thomas Harris, donde haría aparición por primera vez el villano número uno del cine y de la literatura, el encantador Hannibal Lecter. La Casa de Los Espíritus, de Isabel Allende, El Nombre de la Rosa, de Humberto Eco, y la que marcó algunos clichés, por así decirlo, de la época, los cuales han salido a colación en las recientes producciones televisivas, así es, estoy hablando de IT, de Stephen King.
Siento que tendré que hablar de todos ellos en algún momento.
La creatividad pululaba por los aires y las mentes de los creadores de entonces, misma que podemos ver en videojuegos como Galaga, Tetris, Super Mario Bros, Paperboy, Metroid, The Legend of Zelda, Golden Axe y Prince of Persia, muchos de estos definirían y asentarían un pasatiempo que hoy vemos hasta como una profesión en sí misma.
La década de los ochentas estuvo marcada por grandes cosas, como los beats hechos por una batería, los acordes chirriantes de los bajos y las guitarras y esas atmósferas psicodélicas creadas por los sintetizadores, instrumento que haría crecer a los dj’s de entonces.
Hablando de eso, justo es recordar a grandes músicos y bandas de la época: Michael Jackson, Madonna, Queen, The Police, Guns N Roses, Aerosmith, Culture Club, Wham! (Aquí me imaginé a Ryan Reynolds diciéndolo con emoción), Los Prisioneros, Hombres G, Mecano, Depeche Mode, UB40, Toto, Foreigner, Soda Stereo, ¡Cielos! La lista es interminable, nuestros padres disfrutaron de buena música, una caracterizada por el sintetizador y la batería, música de tiempos peores pidiendo tiempos mejores. Música que marcaría a una década. Una década que marcaría al mundo.
The Midnight
No podemos hablar de The Midnight sin hablar de Los Ochentas, y no podemos hablar de Los Ochentas sin conocer siquiera las cosas que marcaron estos años, de ahí a que hiciera una especie de resumen, algo tosco, de lo más importante de ese tiempo.
Un ataque nuclear inminente, las salas de arcade, la caída de las dictaduras y el alza de la democracia, un joven viajando al pasado para remediar su presente y el futuro, la aparición de nuevos modelos económicos, la lucha entre el socialismo y el capitalismo, y una joven cantante diciéndole al mundo que las cosas serían a su manera sin importar lo que la gente dijera (Madonna). Una década marcada por las dualidades, por las ironías, porque mientras en un lado se hacía algo bueno, al otro lado del mundo se hacía algo muy malo.
Algunos analistas e historiadores, afirman que esta fue la década que cambió al mundo, ¿Y cómo no? Hasta National Geographic le dedicó un especial de diez episodios hablando de lo bueno y de lo malo, desde sus aportes tecnológicos: computadoras, celulares, videojuegos, hasta esos momentos que casi acabarían con el mundo: Desastre Nuclear de Chernóbil y La Falsa Alarma del Ataque Nuclear detectada por Stanislav Petrov.
Y con eso creo que ellos tienen razón. Más que una década marcada por hechos, creo que fue una década marcada por movimientos y pensamientos, sobre todo los pragmáticos, métodos que te hicieran la vida más fácil y sin complicaciones, de ahí a que los comerciales se sigan haciendo como entonces, vendiéndote algo que te solucione la vida con un chasquido, porque había demasiados problemas como para dejarse guiar por ellos. La gente solo quería mantenerse alejada de todo eso y pensar que las cosas podrían ir a mejor, de ahí a que la música tuviera estos tonos alegres y fugaces en medio de situaciones tristes y deprimentes, espero recuerden a Queen y su Bohemian Rhapsody.
Y justo ahí es donde entra este dueto de músicos llamado The Midnight.
Su Estilo
No van a encontrar en ellos otro sonido más que aquellos característicos de las canciones ochenteras, sobre todo esas de músicos que se destacaron por el uso del sintetizador. Su sonido llevadero, mezclado con un saxofón, que a veces tiende a sonar sensual y único, rememoran un tiempo al que no se podrá volver, un tiempo al que miran con nostalgia, de ahí a que el lema del duo sea «Mono no aware», traducido libremente como «Una sensación nostálgica», misma que marca su música.
Muchas veces buscando en YouTube algunas de sus canciones, me encuentro con algunos MV (Movie Video) con dichas canciones de fondo. La mayoría de las películas suelen ser de los años ochentas, y algunas de ellas se sitúan entre los géneros policíaco y cyberpunk, cuyos temas centrales se mueven entre lo efímero y la nostalgia, la conciencia de la impermanencia, otro de los significados del lema del dúo.
Es como si su música fuera más allá de lo evidente y nos hiciera viajar a momentos que ni siquiera nos tocó vivir, en el caso de los que nacimos en los noventas o los dos mil, quizás por ello su trabajo, representado en los álbumes Endless Summer, Kids y Monster, fueran añadidos como estudio para el documental The Rise of the Synths (El Surgimiento de los sintetizadores), cuyo objetivo era hablar del aumento de la popularidad de dicho instrumento, el cual se utilizó mucho en la música underground y que fue escalando hasta usarse como banda sonora en series como Stranger Things.
Escuchándolos
Fue el 2019 que descubrí su música, y no es que sea un fanático que se engancha a lo primero que encuentra, pero debo decir que me gustó en cuanto los escuché. Creo que andaba buscando inspiración para escribir algo de corte noir, con ciertos destellos alienantes característicos del cyberpunk, algo que tuviese que ver con esos sentimientos y pensamientos que se debaten entre el pasado y el presente, como si no se pudiera dejar a uno y vivir en el otro. Quizás fue el saxofón o la mezcla de la batería con el sintetizador, pero había algo en ellos que creó la atmósfera ideal de mi relato, como si fuese su banda sonora, y me quedé con ellos.
Desde entonces he escuchado cada una de sus canciones, de cada uno de sus álbumes, así como la colaboración con otros artistas del género, seguro los encontrarán si buscan en YouTube; porque cada una me cuenta una especie de historia en si misma, y no es que cada canción escrita por cualquier artista no lo haya hecho, pero mi predilección hacia ellos es muy especial, consideren esto como uno de mis gustos, uno que he decidido compartir con ustedes, espero me disculpen el haber dado muchas vueltas para llegar hasta aquí.
Claro, de paso quería hablar de mi gusto por la década ochentera, quizás hable de muchas cosas que nacieron y se dieron lugar en ese tiempo, pero, de momento, solamente quería tocar este pequeño tema.
Espero que les haya gustado, también pueden ir y escuchar su música, aquí dejaré un enlace. The Midnight
Y eso es todo por esta vez, o como suele decir el vago de la esquina: «¿De qué vas? Bitter Kas»