«Las enfermedades no nos llegan de la nada, se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente.»
—Hipócrates.
Buen día, gente, espero que estén teniendo un hermoso día, y cómo viene diciéndome el vago de la esquina desde que esto comenzó: «Es mucho más importante saber qué persona tiene la enfermedad, que qué enfermedad tiene la persona», se los digo, él sabe algo que nosotros no.
El saludo ha sido breve porque lo que hoy toca es algo intenso. Como habrán leído en el título, hablaré de esta gran historia que impactó al mundo y que se hizo más conocida debido a la pandemia actual que azota al planeta, ustedes ya saben su nombre.
Cabe mencionar que no hablaré de la película protagonizada por Brad Pitt, sino del libro de Max Brooks publicado en el 2006, en el futuro tocaré el tema entre película y libro, pero ahora nos toca esto.
Debo aclarar que, si tienen pensamientos o algo que soltar, lo hagan en la caja de comentarios, manteniendo siempre la línea del respeto. Así que, sin más, comencemos.
Contexto «General»
Datos Sueltos
Las enfermedades han existido a lo largo de la historia de la humanidad, es más, estuvieron antes de nosotros y posiblemente seguirán aquí después de nosotros. Este mundo no es nuestro, es de los microorganismos.
Desde hace un buen rato que se sabe que las enfermedades son causadas por pequeños agentes en la naturaleza, organismos microscópicos cuyo objetivo es sobrevivir a base de las infecciones y corrupciones a los sistemas sanos, comiendo y bebiendo de sus recursos como unos colonizadores, hasta que acaban con la vida de su huésped y pasan al siguiente para sobrevivir. También es justo añadir que no todas las enfermedades son causadas por un virus.
La tuberculosis es una infección causada por la bacteria Mycobacterium Tuberculosis, afecta al sistema respiratorio y, si no es tratada a tiempo, puede ser mortal y acortar la vida de una persona drásticamente. Es, tal vez, la enfermedad infecciosa más prevalente del mundo, y la segunda causa de muerte a nivel global, y está con nosotros desde hace unos veintidós mil años. Teniendo cada año a la OMS creando campañas de vacunación y otras medidas para evitar su propagación, la cual avanza de manera alarmante, teniendo hasta 8 millones de infectados por año.
La malaria, otra enfermedad casi tan vieja como la humanidad, es causada por un parásito transmitido por los mosquitos. Estos parásitos se multiplican dentro de los glóbulos rojos y se rompen al cabo de 48 horas de infección, propagándose en el sistema sanguíneo al repetir la acción de manera exponencial. Cada año se presentan 396 millones de casos de paludismo, sin embargo, en regiones donde la malaria es altamente endémica, las personas se infectan tan a menudo que desarrollan la inmunidad adquirida, es decir, son portadores más o menos asintomáticos del parásito.
Eso solo para remarcar dos ejemplos de enfermedades causadas por microorganismos que no sean virus. Sin embargo, las diferencias entre estos y los anteriores, especialmente las bacterias, es que algunas de ellas no son dañinas para nuestros cuerpos, es más, ayudan incluso hasta en la digestión, pero los virus no, ya que muchas veces suelen ser malignos, a excepción de los virofágos, virus que se comen a otros virus.
Cuestiones Interesantes
Lo anterior mencionado quizás sirva como preludio para hablar de las Pandemias, estas enfermedades que se propagan por grandes extensiones de tierra llevándose una ingente cantidad de vidas que, en el marco de lo posible, resulta hasta increíble tratar de comprender qué, cómo y cuándo se dio todo eso.
Tal es el caso de La Peste Negra y La Gran Pandemia de Gripe de 1918, las cuales, si sumamos números, se llevaron unas 100 millones de vidas, y según estimaciones, es una cifra muy positiva.
Según datos históricos, con tal de detener la propagación de estas enfermedades ya mencionadas, se realizaron e inventaron medidas que aun a día de hoy persisten entre nosotros, tal es el caso de la cuarentena, la cual fue llevada a cabo en Venecia, para cuando La Peste, la cual consistía en que un barco mercante pasara 40 días en el puerto en espera de saber si sus tripulantes estaban infectados con la peste o no. Y al parecer les resultó, porque evitaron en gran medida una propagación incontenible.
El ser humano ha intentado de todo para combatir las enfermedades a lo largo de los milenios, enfermedades que parecen invensibles, representadas como La Muerte incluso, en el caso de La Peste Negra; tal es el caso de la lepra, cuyos enfermos de esta eran obligados a ser aislados para que no contagiaran a otros, algo mencionado en la Biblia, cosas que ocurrieron hace más de 3400 años.
Es una especie de guerra, una que parece que no tendrá fin hasta el fin de los días. Determinar nuestro papel en este drama es importante, porque hay que recordar que la naturaleza está por encima de todo, nosotros somos parte de ella, y cómo decía Hipócrates: «La naturaleza no entiende de excesos».
Pero, el ser humano no ha perdido la guerra aun contra estas pequeñas criaturas, es más, parte del estudio de la microbiología, la virología, se mantiene en desarrollo constante al investigar y diseñar nuevas maneras de acabar con los virus, tal es el caso de la erradicación de La Viruela en 1980. Pero no siempre se gana, millones de personas alrededor del mundo pierden la batalla contra el SIDA o La Tuberculosis, demostrando que ellos siguen al pie de la bandera, aguardando nuestro descuido para reclamar su lugar en la cadena alimenticia.
Algo de lo que se valió Max Brooks entre el 2003 y el 2006 para escribir una interesante obra: Guerra Mundial Z, una historia oral de la guerra zombi.
De Los Virus Y Las Enfermedades, A La Guerra Mundial Z…
«La madre naturaleza, es una asesina serial, no hay nadie mejor, ni más creativo, pero como todo asesino serial tiene el terrible deseo de ser descubierta, ¿Para qué cometer crímenes tan brillantes si nadie se lleva el crédito? Así que deja migajas, lo más difícil, que te mantiene una década en la escuela, es reconocer las migajas, como los indicios que son, y a veces lo que creíste que era el aspecto más cruel y brutal del virus, es la gran debilidad en su armadura, y le encanta disfrazar las debilidades como fortalezas…»
—Guerra Mundial Z.
De la historia…
Ya sé, ya sé, ya sé, ¿Por qué he comenzado hablando de los virus y luego toco una historia sobre zombis? Pues, para los que no hayan leído la novela, la respuesta se encuentra en sus páginas, y ahora explico por qué.
En medio de un contexto histórico como el que nos ha tocado vivir, La Pandemia del COVID-19, leer esta novela se vuelve casi obligatorio a la hora de hablar de las enfermedades que asolan cada cierto tiempo al planeta, y no es para centrarnos en sí en lo devastado que deja al ser humano a nivel anatómico, sino para ver cómo deja al ser humano a nivel moralista, mental, a nivel de espíritu, económico, social y cultural.
Hay que recordar que es una obra de ficción, basada en la premisa que rompe todos los estereotipos de la literatura: «¿Qué pasaría sí…?» cosa que haría crecer a grandes escritores como Hemmingway, quien escribiría historias en el supuesto de lo que pasaría si tal cosa se llevara a cabo, y Guerra Mundial Z no fue la excepción.
¿Qué pasaría si los zombis no fueran los enviados del infierno diciéndonos que ya se acabaron los espacios y que ahora todos caminarán por la tierra? ¿Qué pasaría si los zombis fueran reales dentro de los puntos comprendidos como reales, tales como una enfermedad causada por un virus? O en otras palabras, y transcribiendo la pregunta de una mejor manera: «¿Qué pasaría si existiera una enfermedad nueva causada por un virus que convierte a la gente en zombis y estos se propagan por la tierra?» Creo que las cosas cambian tomando ese punto de vista, y ahí está el acierto de esta gran obra y de Max Brooks como escritor.
Y es que Guerra Mundial Z no trata en sí de los zombis, trata sobre una pandemia que azota al mundo.
Nos encontramos, posiblemente, en la década del 2030, justo después de que la Guerra Mundial contra los zombis se ha acabado y la humanidad está comenzando de nuevo.
Nuestro narrador, Max Brooks (desde ahí comienza lo interesante), corresponsal de la Comisión de Posguerra de las Naciones Unidas, ha sido el encargado de viajar por el mundo y recolectar los testimonios de algunos de los sobrevivientes de «Los Años Oscuros», o «La Guerra Zombi». Comenzando la historia de la misma desde el Paciente Cero, hasta los últimos días de la guerra y la devastación dejada en el planeta.
Hace un paso en cada uno de los frentes en los que se vivió el desastre, desde el Polo Norte hasta el Polo Sur, desde el espacio (La Estación Espacial Internacional) hasta las grandes potencias del mundo. Una revisión completa y detallada de cada uno de los eventos, los más importantes, al menos, sobre cómo fue la experiencia en cada parte de planeta y para las personas que la vivieron.
Todo contado a través de las entrevistas con las víctimas, abarcando, como siempre, el contexto geopolítico, sin perder de vista el valor humano y su verdadero papel en la contienda.
Del realismo…
Es una obra que se toma en serio a sí misma. Fue Alan Moore el que dijo que, cuando vayas a escribir sobre algo, sea ficción o no, tienes que tomarlo en serio, porque si es real para ti, es real para el lector, y Max se lo tomó en serio a la hora de plasmar una pandemia global, aunque esta fueran zombis.
Como escribí algunos párrafos más arriba, no, esto no nació de la fantasía, vino de un virus, una enfermedad, y una muy contagiosa, y por los antecedentes históricos, todos sabemos lo peligroso que es eso. Sí, se transmite por mordidas, sí, los enfermos parecen muertos, sí, no se detienen aunque estén mutilados, pero, ¿Y si uno de los infectados es uno de tus familiares o amigos? Las cosas cambian ahí.
Es sabido que, por cuestiones lógicas, muchos de los enfermos se contagiaron por cuidar de un familiar infectado. En la historia, muchos de los infectados se contagiaron por un familiar enfermo. También muchas personas se contagiaron porque no creían en lo que estaba pasando, así como hubo muchos farmacéuticos que se hicieron famosos y poderosos por vender «curas» para la pandemia. Hubo disturbios, hubo descontrol, hubo gobiernos que no supieron contener la enfermedad y también hubo otros que no supieron controlar lo que sucedía.
¿Acaso no les suena esto de algo? Y no, no diré que lo que está pasando es algo que ya lo escribió alguien, el mismo Brooks dijo que él no intentaba advertir al mundo de algo, sin embargo, el ejercicio de escribir sobre una enfermedad que convierte a la gente en zombi y esta se propaga por el mundo de la manera en la que lo haría una enfermedad real, le salió más que bien, le salió magnifico.
¿Qué tomó Brooks como inspiración para escribir el libro? Según sus palabras, tomó una serie de grabaciones de la Segunda Guerra Mundial llamadas «Una historia oral de la Segunda Guerra Mundial», de ahí a que todo su libro tenga este formato. El investigador llega a una zona, la cual es descrita en pequeñas líneas y luego se centra en lo que el entrevistado tiene que decir, y esa es la mejor parte, porque para lograr que tu historia sea realista, luego de todo lo anterior mencionado, debes hacer que tus personajes sean humanos, y los personajes de esta historia son tremendamente humanos.
En más de una ocasión me pregunté a mí mismo por qué no dejaba de pensar que todo había ocurrido, me había sumergido tanto en la historia y su «veracidad» que terminé creyendo lo que leía, terminé sintiendo cada una de las palabras de cada uno de los entrevistados, como si todos hubieran existido. Desde sus pensamientos y reflexiones, hasta el miedo que sintieron y las peripecias que vivieron durante esas experiencias. Fue una intensa manera de leer un libro.
Quizás por eso la historia haya sido catalogada como terror, pero no el de fantasmas y eso, no, el terror que te causa una obra cuando va más allá de si misma y te hace preguntarte ¿Qué pasaría si la naturaleza soltará una de sus sorpresas e hiciera que los humanos se comieran entre sí? Créanme, el resultado no les gustará.
Reflexiones
Sobre el libro…
Como dije, es un interesante ejercicio a la hora de imaginar y vivir una historia, realmente recomiendo este libro a quien sea, sin importar si lo quiere leer o no, me disculpo con aquellos que me pedían una recomendación y les di esta, pero si lo leyeron y les encantó, realmente «De nada».
Es interesante ver cómo puede cambiar una generación cuando una situación de alto riesgo es una alarma a nivel mundial. Muchas personas suelen ver para sí mismos y no para el resto, no piensan en «nosotros», solamente quieren salvar su vida, pero también es interesante ver cómo la imprudencia juega un rol importante en esto de salvar al mundo cuando te proteges y proteges a los demás.
Quizás algunos aspectos del libro les parezcan exagerados, pero cuando lees y analizas la historia de la humanidad, te das cuenta de que nada está escrito al azar, es como un estudio del hombre a través de las catástrofes, una muy especial en este caso, una que jamás espero que se dé.
Sobre nuestra realidad…
Como comparación entre lo descrito en el libro y lo que sucede actualmente, cabe destacar dos puntos:
- La discriminación no es el camino correcto hacia la estabilidad.
- Siempre es bueno estar informado, pero bien informado, sobre lo que está pasando.
Es sorprendente ver cómo ha cambiado nuestra sociedad a raíz de lo ocurrido en Asia el 31 de diciembre del 2019. Cabe destacar que nadie estaba preparado para lo que ha sucedido. Fue una de esas situaciones que solo ocurren en la mente de alguien que teme lo peor, y ni aún así parece creíble.
Varios de los elementos del libro es posible que se repitan en nuestra realidad, pero como dije, tomarlo como una guía para lo que está pasando no es el camino, porque hay fragmentos de la historia que te hace preguntarte si como humanidad deberíamos estar aquí o dejar en paz a este planeta de una vez por todas.
Muchos de nosotros vimos todos esos videos en donde parecía que era la humanidad contra la humanidad, y no la humanidad contra la enfermedad. La desinformación hizo de las suyas y mucha gente despertó sus instintos más básicos, mezclando la paranoia con el salvajismo sin tener siquiera un pelo de altruismo. Entiendo que estamos viviendo la ley de la selva, donde prevalece la supervivencia del más apto, pero por un momento les preguntó: ¿Realmente deberíamos obrar así, o sería mejor hacer lo contrario y pensar en los demás?
En Guerra Mundial Z vemos el después de la guerra, lo que tuvieron que pasar los humanos para sobrevivir y aprender, ¿Y realmente nosotros tendremos que pasar lo mismo para que aprendamos a querernos los unos a los otros? Como dijo Carl Sagan: «No va a venir nadie de ningún lugar fuera del planeta a salvarnos, tenemos que cuidarnos a nosotros mismos», en términos lo más humanistas posibles.
Y justo ahí es donde te preguntas hasta qué punto es cierto eso de que el arte imita a la vida y la realidad siempre supera a la ficción.
Palabras Finales
Recomiendo esta historia al cien por ciento de las personas que me piden algo para leer. No me contengo, es algo que nace de mí, así que les recomiendo leer esta magnífica obra a todos los que hayan leído el artículo. Tiene todos los puntos.
Y con respecto a lo que sucede actualmente, deberíamos aprender de nosotros mismos, no deberíamos, en sí, pedir por un cambio, deberíamos ser el cambio. A este punto de la vida, ya no queda otra cosa más que hacer que ser mejores, no desearlo, sino serlo, porque así se cambia al mundo, siendo y actuando diferente.
Siempre quise decir algo al respecto de lo que estamos viviendo, pero no tenía las palabras necesarias para hacerlo, quería encontrar algo con qué fundamentar todo, y quizás esta era la manera de condensar todo. Quizás no haya sido la correcta para muchos, pero siento que es la correcta para mí. A lo mejor, meses después, o años, vuelva a estas líneas y vea que me equivoqué en algunas cosas y que debí decir otras, pero de momento, siento que esto es todo lo que quise decir.
No es el fin del mundo y estamos lejos de eso, pero es importante tomar en cuenta todo lo que está pasando si queremos estar en un lugar mejor, y eso no tiene ningún doble sentido, son las palabras más directas que puedo escribir.
No soy nadie, solo soy un joven de un país centroamericano con muchas palabras que escribir, muchos sueños y esperanzas, y con eso, siento que tengo el derecho de decir algo al respecto.
Puntuación de la historia: 10/10
Eso es todo por ahora, hagan el bien sin mirar a quien, solo sean más buenos y listos, tal como dijo Edmund Burke hace más de doscientos años: «Para que el mal triunfe, solo hace falta que los hombres buenos no hagan nada».
Y me despido con las palabras del vago de la esquina: «Es mucho más importante saber qué persona tiene la enfermedad, que qué enfermedad tiene la persona».