God of War, y cómo hacer de tu historia una leyenda

Opiniones, Reseñas By Ago 20, 2020 No Comments

Hola, ¿Qué tal, amigos? Espero que la estén pasando bien, que sus días hayan sido emocionantes, dentro de lo que cabe. Hoy estamos de vuelta con algo muy distinto a todo lo que hemos venido haciendo en este espacio, y es que hoy vamos a hablar de videojuegos.

Desde ya quiero dejar en claro que esta es una opinión nada más, no es una verdad absoluta, solo son comentarios basados en mí experiencia con lo que, como dice el título, fue jugar al God of War 2018.

Voy a tratar de ser lo más coherente posible, a tratar de mostrar lo que viví y sentí. Espero que lo disfruten, y para los que ya lo jugaron, espero puedan compartirlo y atraer a más personas a este espacio.

Un anuncio importante: ¡Alerta de Spoilers!

Una vez dicho eso, tal como diría el vago de la esquina, y con una frase que entendí perfectamente: «¡Mi manera es la manera de los dioses!»

Sinopsis

De Manera General

Kratos

God of War, o Dios de la Guerra, es una serie de videojuegos que comenzó allá por el 2005 para la consola de Sony, Playstation. La historia sigue a Kratos, un soldado espartano que se ve envuelto en una profecía que incluye a todo el panteón griego, en donde él será aquel que destruya su propia mitología. Hijo de Zeus, y siguiendo la historia de siempre en donde el hijo destrona al padre; Kratos repetirá las andanzas para matar al suyo, y con todo el poder que posee, Zeus hará de todo, enviando a todas sus huestes y usando a sus hijos y hermanos, para detenerlo.

Con la actual entrega, la serie incluye un total de ocho juegos. A excepción de la última, los videojuegos pasan por toda la historia de los dioses griegos que alguna vez nos contaron. Desde el mismo Zeus y sus hermanos en la Titanomaquia, donde destronaron a los Titanes, hasta las historias más pequeñas pero interesantes, como la de Ícaro y sus intenciones de alcanzar el sol. Todo aparece aquí de una manera que podríamos llamar hasta educativa, esperando no incordiar a ningún maestro de historia entre la audiencia, porque aparece todo el panteón olímpico y nos es mostrado de una manera nunca antes vista y hasta muy controversial, pero un tanto «realista».

De Manera Específica

Como mencioné arriba, la serie sigue a Kratos en sus intentos por destruir a los dioses griegos, algo que, para todos los que lo jugamos, al fin consigue en God of War III, pero a un alto precio. Y es que, al final del juego, y luego de matar al último dios griego y al más fuerte de todos, su padre Zeus, fallece al dejar que la vida se le escape gota a gota de su cuerpo por todas las heridas causadas en la batalla. O eso pensábamos hasta que, en plena E3 (una convención mundial de videojuegos), vimos a Kratos siendo parte de una nueva entrega, en donde se le mostraba más maduro, mayor y siendo padre de un niño llamado Atreus.

Tardamos dos años para ver esa nueva entrega y darnos cuenta de la nueva historia que nos contarían. Con toda su mitología destruida y con un pasado muy oscuro, vimos a un Kratos diferente y en unas tierras que no eran las suyas. Vimos a un Kratos intentando cambiar su historia en las tierras nórdicas, junto con todo lo que eso implica.

Ahora mucho más viejo y maduro, nuestra nueva aventura sigue al guerrero espartano a través de los helados, míticos, salvajes y fríos mundos de la mitos nórdicos, con sus dioses y criaturas en su contra, y con una tarea un tanto extraña y misteriosa que nos llevará, al igual que en las entregas anteriores, a acabar con todo el panteón nórdico, mientras crecemos y le enseñamos a sobrevivir al que será, posiblemente, aquel que cargue en sus hombros la franquicia: Atreus (Loki).

Experiencia

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Voy a decirlo de esta manera: Ahora los videojuegos son otro medio para contar historias. Lejos de sus inicios en donde la intención era entretener como cualquier otro deporte, aunque no lo piensen de esa manera, sus formas de ser han evolucionado al punto de que se han convertido en un medio más para contarnos historias. Dejando de lado el hecho de generar dinero, junto con aquellos títulos que solo buscan la diversión sin sentido, podríamos decir que en el medio han nacido historias dignas de mención, entre ellas tenemos el tema que nos atañe.

Tomando de base la mitología griega y sus conflictos. La historia de Kratos siempre me ha parecido una historia de duelos espirituales más que físicos. Sí, es cierto, es uno de los juegos más violentos que hemos visto, pero yendo más allá, también es uno de los juegos con una de las historias más coherentes y fascinantes, a la vez que interesantes, con la que nos hemos topado.

Y es que, de lleno, el viaje de Kratos es el mítico y casi eterno viaje del héroe, pero subversivo. Porque aquí no nos encontramos con un héroe, sino con un antihéroe, un hombre trastornado por su ambiente y su propia historia, misma que él escribió y decidió seguir para darle un final a todo su tormento, acabando, dicho sea de paso, con los problemas de todos. Quizás esté elevando la historia a un nivel que nadie pueda creer, pero si vemos de cerca, en cada una de las entregas, Kratos va creciendo al punto de entender cada uno de sus actos y sus pasos, dándose cuenta de que las cosas tenían que ser de esa manera para formar un nuevo y mejor comienzo.

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¿De qué estoy hablando? Nació como un semidiós, hijo de Zeus e hijo de una madre mortal, teniendo un hermano quien tenía una marca extraña que lo recorría desde su cabeza hasta su espalda. Se unió a las filas espartanas, como todo ciudadano espartano que no tuviese una educación política. Fue criado y educado con las técnicas más crueles que tenían estos guerreros (y esto es algo cierto dentro de la Historia Universal, los invito a investigar), en donde lo despojaron de las emociones más humanas como la empatía, el miedo, la humanidad y la piedad.

Portal con Kratos yendo hacia el Olimpo

Fue educado para una sola cosa: Servir y proteger a su gente, cueste lo que cueste.

Pero nadie puede pasar años y años viviendo en la brutalidad sin que esos costos pesen sobre su espalda. Marcado por la muerte de su hermano, el «verdadero» protagonista de la profecía que Zeus quiso evitar que ocurriese; las muertes de su esposa e hija a manos de su propia ira y obediencia al Dios de la Guerra, Ares; y las acciones que lo llevaron hasta ese punto, juró tomar venganza y arrebatarles la vida a los dioses griegos, así como ellos se la arrebataron a él. Y en un acto digno de una promesa inquebrantable, se convierte en el nuevo Dios de la Guerra al matar a Ares, y en el guerrero que destruiría al Olimpo, costara lo que costara.

Es así como tenemos a un antihéroe en toda regla. Un héroe cuyas acciones son cuestionables a más no poder, cuyos actos brutales y sádicos ponen en tela de juicio su propósito y nos hace preguntarnos: ¿El fin justifica verdaderamente los medios? Quizás si fuese otra historia, con otras bases y otras características, haría más fácil la respuesta a esta pregunta, sin embargo es Kratos de quien estamos hablando, Kratos y su historia de venganza que, resumida y bajándola del pedestal en el que está, sería la historia de un hijo que quiere quitarle el poder a su padre por haberle quitado todo lo que amaba.

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Y con esas cuestiones y hechos en mente, nos encontramos al final de su historia en el Olimpo, dispuestos a darle fin de una vez y por todas a esa venganza que se fraguó desde el primer momento cuando Ares lo llevó a matar a su propia familia. Luego de matar a Zeus, vemos a Kratos muy mal herido, rendido, cansado y, quizás, satisfecho. Su historia ha terminado, su venganza y todo aquello por lo que alguna vez luchó, ya no tiene sentido, por lo que, en un intento de acabar con todo, decide ya no seguir luchando y que su vida se consuma gota a gota mientras se desangra por la herida mortal causada por la espada que Zeus le regaló.

Pero, ¿Y si esta historia no ha hecho más que comenzar? Luego de los créditos, nos damos cuenta de que el semidiós espartano ya no está sobre la montaña, su sangre ha formado un camino hacia el borde del precipicio, dando a entender que no está muerto y que, probablemente, su historia continúe, y así lo fue.

En la última entrega, descubrimos que está vivo y está viejo. Vive en las tierras del norte, donde imperan Odín y su hijo Thor. Ahora tiene un hijo, su nombre es Atreus. Su esposa ha muerto y debe cumplir con sus últimas peticiones: talar todos los árboles marcados por ella en los alrededores y llevar a Atreus a tirar sus cenizas en la cima de Jotunheim, la tierra de los gigantes.

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Bien, una vez habiendo hecho una introducción digna de un libro de historia, vamos a lo que viví. Tomando en cuenta lo anterior, creí que me iba a encontrar con lo mismo, y fue así, sí, pero a la vez fue diferente.

Lejos de lo obvio, que ya he mencionado, me sorprendió el hecho de encontrar a Kratos diferente. En las entregas anteriores primaba el salvajismo y la ira y la violencia por sobre cualquier emoción o sentimiento. Todo era resolverlo por las malas, siempre por las malas, destrozando a tus enemigos de las maneras más crueles imaginables. Algo que cambió totalmente en esta parte, más cuando Kratos decide evitar de cualquier manera luchar o matar a alguien.

Una cosa que nos deja muy en claro en la primera pelea que tenemos contra Baldur, uno de los hijos de Odín, y unigénito de Freya. Quien llega a nuestros aposentos y nos agrede y amenaza con la intención de hacernos enojar, pero como ya mencioné, Kratos ya no es el de antes. Y no es que el tipo no cause miedo, porque lo hace, incluso con su voz, que tanto en inglés como español es imponente; sino que, ya no quiere pelear así, sin sentido, porque ha madurado.

Pero la paciencia tiene un límite, y aunque ha dejado las antiguas costumbres, Kratos le demuestra a Baldur de lo que es capaz y le da una madriza digna de enmarcar.

De ahí en más, el juego nos deja ver como Kratos ha evolucionado como personaje, pasando de ser el semidiós impulsivo e irascible, uno digno de portar el título de Dios de la Guerra, a ser un padre tosco y rudo que intenta proteger y enseñarle a su hijo que uno puede ser más de lo que los demás ven.

Podemos Ser Mejores

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Kratos y su hijo Atreus, mientras le dice un par de cosas sobre ser diferentes.

Pienso que ese es el mensaje del juego en primer lugar. Durante todo el rato nos están diciendo de manera sutil, que podemos ser mejores. Kratos no le enseña a su hijo técnicas de pelea y caza para que vaya por ahí destrozando a sus enemigos, como lo hacía él cuando estaba joven, no, lo hace para que este sepa defenderse llegado el momento justo.

Y no solo nos dice que podemos ser mejores personas, también mejores acompañantes. Es cierto, la figura del padre siempre es vista como la figura seria y ruda de una familia, hay veces en que se revierten los polos y las madres son así, pero, por lo general es lo primero. Y en este juego vemos eso, vemos a la figura del padre en todo ese esplendor. Una figura que le enseña a su hijo a vivir de forma que las enseñanzas le indiquen cuanto le ama.

No, no vamos a ver a Kratos decirle a su hijo que lo ama, a lo mucho veremos que le diga en cierto momento que daría la vida por la de él, y lo hace de forma que pasa casi desapercibida. Sin embargo, con sus acciones demuestra que es así, incluso cuando al niño se le sube a la cabeza el tema de ser un semidiós y se vuelve engreído como lo fue Kratos en las entregas anteriores, de ahí esa frase mítica: Mí manera es la manera de los dioses; incluso ahí Kratos le demuestra que daría su vida por la de él, demostrando de esa manera que podemos ser mejores.

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Pero no solo vemos un crecimiento en Kratos, también lo vemos en Atreus, y es que aquí queda bien claro que las acciones del padre, influencian al hijo en gran manera. A lo largo del viaje lo vemos actuar de manera paciente, algo que antes nos habría parecido hasta absurdo, Kratos aquí es paciente, al punto que, en varias ocasiones, regaña a su hijo porque este se lanza a la batalla sin pensar en las consecuencias.

Y ahora que menciono eso, también esto me hace pensar en aquello que cosechas luego de lo que sembraste. El pasado siempre vuelve, a veces de buenas maneras y a veces por las malas. En el caso de Kratos, siempre será por las malas, pero mira que lo tenemos intentando generar un cambio en él y en su hijo, a quien, en cierto momento, le dice que está maldito, justo cuando le revela que es un semidiós y que, a partir de ahí, le espera una vida llena de amargos, tristes y duros momentos. ¿Y quién más que el Dios de la Guerra para decir eso?

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Entonces, ¿Qué clase de historia tenemos ahora? La venganza de Kratos ha terminado, su historia no otro lugar al cual dirigirse, pero, tal vez es porque esta no es su historia sino la de su hijo. Mientras jugaba, pensaba en todo lo que hacíamos y en las actitudes de Kratos y me preguntaba si esta era su historia realmente o la de alguien más. Y visto lo visto, no lo és, es la de su hijo Atreus, o Loki, que fue el nombre que su madre le dio.

No son sus tierras, es un extranjero, padre de un niño que se convertirá, para los conocedores, en aquel que será pieza fundamental para acabar con los dioses Odín y Thor en el Rangarök. Esposo de una mujer con muchos más secretos de los que él podría imaginar, protagonista de una profecía en la cual, quizás, tenga que morir para por fin dar un nuevo comienzo y dejar a alguien que cargue al mundo en sus hombros, tal como lo hizo él durante todos estos años.

A mí parecer, es la clase de historia que no esperábamos, pero que tuvimos porque la necesitábamos. Así de sencillo.

Conclusiones

Técnicas

A nivel de jugabilidad, me ha parecido excelente. Me ha hecho falta mucho la agilidad que teníamos en las anteriores entregas, sin embargo, con esa nueva perspectiva de cámara y esa simplicidad de reducir los mandos a unos pocos botones y armas, pienso que han acertado y han hecho la carrera hacia la meta mucho más fluida y amena.

Kratos y Atreus ante Jörmundgandr, La Serpiente del Mundo.

Los gráficos fueron una pasada. Un mundo bello y hermoso, así sin más, eso me ha parecido este videojuego. Desde sus criaturas más pequeñas, que me resultaron odiosas, hasta Jörmungandr, quien… ¡Joder! Me pareció algo fantástico dentro del juego. Lo de los dioses y semidioses estuvo bien, los hemos visto antes, personificaciones humanas con muchos poderes y casi invencibles, eso estuvo bien, pero lo que estuvo genial fue la introducción a esta nueva saga. Una nueva saga que, al igual que las historias griegas, se quedarán en nuestras corazones y no las olvidaremos jamás.

Y una cosa más, la inteligencia artificial, tanto de los enemigos como de la compañía que es el hijo de Kratos, estuvo magnífica. Voy a hacer una comparación con un juego que fue considerado el mejor del año y de la historia: The Last Of Us Part I. En ese juego tenemos a una niña que nos acompaña en nuestro viaje. De vez en cuando nos ayuda, pero muchas veces vemos el fallo del sistema cuando, los enemigos, no ven a la niña a pesar de que se les cruce enfrente. Algo que en God of War si pasa. Atreus incluso sirve para llamar la atención de tus enemigos y hacerte las cosas más fáciles para derrotarlos.

Sinceramente, Atreus sí se siente como un compañero vivo, no solo por su presencia, sino por su historia y sus sentimientos, sus motivaciones, sus deseos, sus acciones dentro del juego, por todo, pienso que, aunque en un contexto distinto, resulta mucho mejor compañero que Ellie, de The Last Of Us Part I. Asi de simple.

De La Historia

No la olvidaré. No olvidaré esta historia sin importar el tiempo que pase. Es que le amé, amé cada uno de sus momentos, me enamoré. Sí, tuvo sus pequeños momentos tediosos, pero por lo demás, fue un placer, literalmente fue un placer jugarlo.

Creo que fue una buena manera de darle un giro distinto a la historia de nuestro espartano favorito. Fue una buena manera de contarnos una historia y fue la mejor manera de revitalizar la saga. Lo hicieron bien, definitivamente lo hicieron.

Lo recomiendo al ciento por ciento. No me dejo nada en el tintero. Si pueden jugarlo, háganlo, no tendrán pérdida.

Puntuación: 9.9/10

Y bien, eso ha sido todo por ahora. Espero les haya gustado, porque yo disfruté escribiendo esto. Solo trato de compartir la experiencia con cada historia nueva que me encuentro. Y realmente quería hablar de esta. Así que eso es todo amigos. Hagan el bien sin mirar a quien, pórtense bien.

Luego de decir eso, y basado en lo anterior escrito, solo queda cerrar esto con una frase: La medida de un hombre es lo que hace con el poder.

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