¡Buen día, gente! Espero estén teniendo un excelente día, hermoso, dentro de lo que esta cuarentena puede darnos. Como me dijo el vago de la esquina hace poco: «Al menos no hay un loco queriendo matarte si sales…» y aunque eso pueda cuestionarse, creo que tiene razón, y por primera vez en un largo rato, estoy de acuerdo con él en lo que dijo.
Me gustaría comenzar esta reseña con unas preguntas que me encontré en el relato Superviviente, de Stephen King:
¿Hasta qué punto puede un paciente soportar un shock traumático? Según las teorías, hay diferentes respuestas, pero, básicamente, la contestación esencial es otra pregunta: ¿Hasta qué punto el paciente quiere sobrevivir?
Y antes de adentrarnos en la guerra más sangrienta en la historia, cuyo escenario principal, fue Europa, aclaro que esta es solo mí opinión, no tiene por qué ser también la de ustedes, aunque podemos pensar casi de la misma manera. Igualmente, les invito a expresar sus pensamientos en la caja de comentarios, pero siempre con respeto.
Ahora, a lo que venimos.
Marco Histórico y Político
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre el 01 de septiembre 1939 y el 02 de septiembre de 1945, durando exactamente seis años con un día. En ella se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias de entonces, agrupadas en dos bandos: Las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón), y Los Aliados (Reino Unido, Francia, Estados Unidos y la extinta URSS).
Con más de cien millones de militares movilizados por tierra, mar y aire, y un estado de Guerra Total, en el que las grandes potencias destinaron todos sus recursos económicos, militares y científicos al servicio de la guerra. Marcada por hechos de enorme repercusión que incluyeron la muerte masiva de civiles, El Holocausto, los bombardeos intensivos sobre ciudades y el uso, por única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue la más mortífera de la historia, con un resultado de entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2.5% de la población mundial.
Antecedentes
Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, Alemania es forzada a renunciar a cualquier tipo de pretensión sobre territorios polacos, según el Tratado de Versalles, el cual también establecía que los alemanes debían compensar a los vencedores de dicha guerra, entres los pagos se encontraban el ceder colonias en África y Oceanía, las cuales se repartieron entre el Reino Unido, Japón y Australia; y una gran suma económica como indemnización a los franceses, debido a que, en su tierra se llevaron a cabo la mayor parte de los combates del frente occidental.
En Alemania, el Tratado de Versalles tuvo amplio rechazo popular, ya que, bajo su cobertura legal, se había desmembrado el país, la economía se veía sometida a pagos y servidumbres a los Aliados considerados abusivos, y el Estado carecía de fuerzas de defensa frente a amenazas externas, sobre todo por parte de la URSS, cosa que tendría su repercusión más adelante.
Tomando en cuenta lo anterior, como el hecho de que nunca se llegó a combatir en suelo alemán, se hizo surgir la teoría de la Dolchstoßlegende (Puñalada por la espalda), la idea de que en realidad se podía haber ganado si grupos extranjeros no hubieran conspirado contra el país, lo que hacía más injusto el ser tratados como perdedores.
Justo ahí es donde nace el Partido Nacionalsocialista (Partido Nazi), dirigidos por un poco reconocido Adolf Hitler, nacido en Austria, quien, con sus ideales escritos en su libro Mi Lucha, se presentaba como el salvador de Alemania basado en la absoluta hegemonía de la Alemania Nazi en el continente europeo.
Tras el abandono de la Conferencia de Desarme y la Sociedad de Naciones, el siguiente paso de la política exterior de Adolf Hitler fue la firma de un Pacto de No Agresión entre Polonia y Alemania, en 1934. Se trataría de una maniobra política que debilitaba las relaciones franco-polacas a favor de los intereses alemanes.
A partir de aquí, Hitler establece una serie de políticas destinadas a asegurar el espacio vital necesario para la supervivencia alemana, tomando muy en cuenta a los alemanes viviendo fuera del territorio nacional, declarando Austria y Checoslovaquia como objetivos, los cuales, entre 1937 y 1938, pasarían a formar parte de Alemania.
Movidos por la sensación de afrenta originada por el Pacto de Versalles, los nazis potenciaron, alimentaron y extendieron la necesidad de reparación en la sociedad alemana, mezclando los problemas reales con las necesidades de su propio programa político, presentando al militarismo y la adherencia a la disciplina fascista como las únicas vías capaces de reconducir la situación, reprimiendo a todo aquel que pensara lo contrario.
De esa manera, los alemanes se estuvieron anexando y conquistando pueblos poco a poco sin que nadie pudiera hacer algo, porque todos se hacían de la vista gorda, hasta que, unos ideales recrudecidos y animados por la situación que se vivía, hicieron estallar la guerra el 1 de septiembre con la invasión de Polonia, llamando la atención del Reino Unido y la Mancomunidad de Naciones, como la única fuerza capaz de plantarle batalla a los nazis.
¿Por qué el odio hacia los judíos?
La respuesta es simple. Hitler antes de ser militar, quiso ser artista, y solicito su admisión en la Academia de Bellas Artes de Viena, siendo rechazado por no tener el talento deseado, lo que lo decepcionó mucho, haciendo crecer algo en su interior, que lo llevó a intentar en varias ocasiones la admisión, siendo rechazado con peores resultados cada vez.
No había terminado sus estudios, no tenía un título para poder ser aceptado en alguna otra carrera que le ayudara, fue rechazado y sus trabajos eran, si bien honestos, indignos de él, quien comenzaba a crear en su mente el pensamiento de que las oportunidades se las llevaban otros y no los que tenían el derecho divino por ser la raza superior. Es ahí donde nace su antisemitismo y sus prejuicios raciales, especialmente contra los judíos, quienes cargaron con todo el peso de sus actos.
Marco Fílmico
Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, específicamente en los primeros días de la guerra, quizás el 1 de septiembre de 1939; la película se desarrolla a través de la vida y las peripecias que el polaco judío, Władysław Szpilman, tuvo que pasar a lo largo de los seis años que duró la guerra, y una reseña en los años posteriores.
El filme se centra en ver la vida de los judíos durante la Invasión de Polonia, la cual fue reprimida al punto de volverlos prisioneros y despojarlos de su humanidad al tratarlos peor que a los animales, especialmente Szpilman, quien tuvo que soportar maltratos, hambruna, una cuarentena obligatoria autoimpuesta, persecuciones y la pérdida de sus seres queridos, todo con tal de sobrevivir.
Basada en sus memorias: El pianista del gueto de Varsovia, más que una representación de la guerra, la película es un representación de su vida, la cual, como la de muchos judíos como él, sirvieron de referencia para comprender lo que sucedió en esos años, sin tener que vivirlos como tal.
Impresiones
¡La película me pareció hermosa, fin!
De acuerdo, no, pero es algo que se me cruzó por la mente escribir.
Bien, en primera instancia, y hablando de la narrativa de la misma, la película logra mantenerte sentado preguntándote cómo acabará todo, y no me refiero a la guerra en sí, porque todos sabemos cómo acabó, sino a Szpilman, y a su lucha por la supervivencia, y es que, en más de una ocasión, te preguntas si morirá. Es verdad, es el protagonista, la película lleva un nombre que te cuenta su historia, pero, ¿Por qué hemos de pensar siempre que el protagonista de una historia no ha de morir?
Y antes de que piensen que solo porque la película hace referencia a él, te hacen saber que no va a morir, les recuerdo a Ana Frank, cuyo diario es uno de los textos de la Segunda Guerra Mundial, más leídos alrededor del mundo, y la chiquilla murió en un campo de concentración.
Y creo que ese es el mayor aporte que la película tiene, además de mostrarnos una versión cruda de la guerra, porque, como escribí antes, a nivel de narrativa, no sabes lo que pasará, ya que te muestra a los alemanes como bestias o monstruos con una sola misión: matar judíos, ¿Y nuestro protagonista qué es? Un judío huyendo de los alemanes en Polonia, uno de los países que más sufrió durante la contienda.
Con una fotografía sencillamente exquisita, sin muchas pretensiones, y con escenas cargadas de realismo, como la que encabeza el artículo, te muestra qué tan difícil era la vida para un judío en aquellos días, en aquellos lares. No negaré que hay escenas icónicas, como la del señor en silla de ruedas que tiran desde el balcón de un tercer piso, o las ejecuciones que hacen a plena luz del día, especialmente las que hacen los soldados alemanes al dispararles directamente a la cabeza mientras los judíos están echados boca abajo en el piso. Brutal.
De inicio a fin, la película te mantiene en tensión, cómo dije, no sabes lo que estará a punto de pasar, te conviertes en un compañero de Szpilman, sientes su falta de sueño, su enojo, su locura por el encierro, sus ganas de vivir y su miedo por lo que está pasando afuera, sientes su hambre, su dolor, sus heridas, sientes su vida y la comparas con la tuya y te sientes afortunado por no haber pasado por todo eso, todo gracias a la dirección de Roman Polanski y la actuación espectacular de Adrien Brody, la cual es: perfecta.
Más que un reflejo de la muerte, la película es un reflejo de la vida, porque piensas en lo valiosa que es esta y en cómo la puedes perder tan rápido, en cómo no está asegurada tu supervivencia y cómo tienes que hacer para asegurarla aun cuando todo parece en tu contra. Es un reflejo de nuestros más básicos instintos, esos que le dan sentido a esas preguntas planteadas por King en su relato.
A este punto, esta era mi película favorita del reto, por todo lo que mostraba, sin embargo, llegaría otra que la destronaría y por mucho.
Pensamientos Finales
¿La recomiendo? Con gusto, me parece, lejos del reto, una película perfecta para ver en cualquier momento.
No hace falta crear el momento, siento que es de esas películas que te las puedes encontrar en cualquier canal, cualquier día, y te puedes quedar mirándola hasta que termina, porque se sencillamente hermosa, realista a más no poder, y sin contenerse, va a lo que va, a contarte la historia del pianista del gueto de Varsovia, en medio de una guerra llevada a a cabo por un hombre que simplemente no pudo afrontar el fracaso, no pudo hacer otra catarsis más que esa, la de matar a otros porque pensaba que se llevaban sus oportunidades.
Este no es un análisis académico, no, he venido aquí a resaltar aspectos técnicos de la película, tampoco a decir en qué falló, porque, aunque la vi una sola vez, no le veo fallo alguno. Solo vengo a contar mi experiencia viendo esta película, lo que sentí, lo que me ha parecido y lo que pienso sobre el contexto en el que está enmarcada, ese que forma una gran parte del libro negro de la humanidad.
Entonces, vuelvo a las primeras preguntas con las que abrimos esta reseña: ¿Hasta qué punto puede un paciente soportar un shock traumático? Según las teorías, hay diferentes respuestas, pero, básicamente, la contestación esencial es otra pregunta: ¿Hasta qué punto el paciente quiere sobrevivir?
Disculpen la longitud del texto, pero, recuerden que hay una misión con todo esto, y es comprender ese periodo de la historia.
Me despido de ustedes preguntándoles ¿Qué les ha parecido?, lo que quieran comentar, hagánlo abajo, con respeto.
Y como me dijo el vago de la esquina, recordando el tiempo en el que estamos viviendo, con la cuarentena y eso, y en contraste con la historia de El Pianista: «Al menos no hay un loco queriendo matarte si sales…»
Puntuación: 9.5/10