¿Y si viéramos la guerra desde los ojos de un niño? ¿Qué pensaríamos del mundo luego de ver, mediante sus ojos, que los hombres se matan entre ellos? ¿Eso nos quebraría o nos haría más fuertes? ¿Perderíamos la cordura o nos mantendríamos en nuestros cabales?
Quisiera abrir este artículo con esas preguntas, a manera de remembranza e introducción sobre el reto de películas sobre el evento más mortífero de la historia de la humanidad.
Buen día, gente, soy yo de nuevo.
Hace un buen rato que no publicaba algo acerca de las películas, especialmente del #MoviesWorldWarChallenge, pero hay una explicación para ello, y eso es porque he estado ocupado viendo cada una de las cintas del reto. Aún no termino, aunque ya voy por la mitad, y ya empiezo a sentir el peso de cada uno de esos días oscuros en la historia de la humanidad.
Ahora, a lo que vinimos.
Marco Histórico y Político
7 de julio de 1937, dos años antes de La Segunda Guerra Mundial, el Imperio de Japón le declara la guerra a la República de China. Los nipones comenzaron su ataque invadiendo el este y el norte de China. La invasión japonesa tenía como objetivo la conquista de la capital china, Nankín, y la expulsión de los nacionalistas de la región del bajo Yangtsé, la más desarrollada del país. Como la conquista y devastación de la capital no bastó para obligar al gobierno chino a rendirse, la guerra prosiguió, primero en torno a la nueva capital china, Wuhan, y luego en los principales enclaves costeros del país y en algunas regiones rurales, donde habían aparecido guerrillas, principalmente comunistas.
Los primeros meses de la guerra, los japoneses avanzaron sin mucha resistencia por parte de los chinos, apoderándose de Pekín, Tianjin, Nankín, Shanghái, Qingdao, Taiyuan, Cantón de Chahar y Suiyuan y de gran parte del norte de China.
A principios de 1938, la suerte de los combates pareció favorecer a los chinos. A finales del año, el frente se estabilizó hasta el último gran avance japonés de 1944, que tuvo lugar durante la Operación Ichi-Go, que permitió a los nipones unir los territorios que dominaban en el norte y en el sur del país.
En 1941, el 7 de diciembre, los japoneses atacaron Pearl Harbor, y al día siguiente, 8 de diciembre, los Estados Unidos, quienes se habían mantenido neutrales hasta el momento, declararían la guerra a Japón. Los estadounidenses apoyarían, a través del apoyo de ayudas aéreas sobre el Himalaya, a los chinos, quienes resistieron y lucharon contra los japoneses, también con la ayuda de la extinta Unión Soviética.
Dentro de este contexto, se encuentra también la Concesión Internacional de Shanghái, la cual se dio en 1863 al fusionarse los enclaves británico y estadounidense luego de la derrota de los chinos, por parte de los primeros, en la Primera Guerra del Opio, la cual dio como consecuencia el Tratado de Nankín, los cuales serían abiertos a los comerciantes extranjeros para volcar el monopolio a favor de los británicos, haciendo que estos sentaran bases en lugares importantes como Hong Kong y Weihaiwei, convirtiéndolas en colonias británicas.
Es así como muchos ciudadanos ingleses se asentaron en China, convirtiendo estos territorios, ahora soberanos británicos, en sus nuevos hogares. Con el tiempo, muchos países reclamarían la concesión de varios de estos territorios, especialmente los estadounidenses, para sacar provecho económico de ello, lo cual terminaría abruptamente el 7 de diciembre de 1941, cuando las tropas japonesas ocuparon toda la ciudad inmediatamente después del ataque a Pearl Harbor.
De esta manera, Japón no solo tendría prisioneros chinos, sino también británicos, estadounidenses y otros cuantos más.
Marco Fílmico
Es así como llegamos a El Imperio del Sol, una de las primeras incursiones de Steven Spielberg en su afán de contar historias basadas en La Segunda Guerra Mundial; a la historia de Jim Graham (Christian Bale), un niño amante de los aviones y nacido en el seno de una de las familias británicas asentadas en Shanghái, y de cómo, por cosas del destino y de la mala suerte, pasa de tener una vida tranquila y acomodada, a pesar de que China y Japón se encontraban en guerra, a ser prisionero en uno de los tantos campos de concentración repartidos por el país.
La película avanza desde el momento en el que Shanghái es invadido por los nipones en diciembre de 1941, en donde las fuerzas guerrilleras intentan hacerles frente, con resultados negativos, hasta el final de la guerra, donde, con las fuerzas estadounidenses, se libera a la mayoría de los prisioneros de guerra y se les devuelven a sus familias, a las que aun quedaban con vida.
Pasando desde los suburbios de los barrios y las zonas tranquilas en las que vivía, hasta la devastación causada en la ciudad por los japoneses. Sobreviviendo a las desgracias subsecuentes por la pérdida de sus bienes, hasta su llegada y posteriores intentos de supervivencia en los campos de concentración. El pequeño Jim aprenderá una lección muy importante sobre los hombres, así como tener que crecer a fuerza en un mundo que parece ya no pertenecerles.
Impresiones
En primera instancia, este no es el Spielberg al que estamos acostumbrados, ya que esta película no entra en las categorías en las que el director trabaja normalmente. Y es que, la cinta no llega a tener el corte dramático que se muestra en otros de sus filmes como: La Lista de Schindler, Puente de Espías, ni tampoco llega a esta acción desenfrenada, pero con sentido, que tienen Ready Player One, Salvando al Soldado Ryan. Aunque, quizás cabe destacar el corte épico que suele tener cada puesta en escena de un momento de la guerra, en donde llega a parecer casi una versión operística de la misma.
¿Y por qué operística? Porque sus imágenes tratan de ser épicas, a la vez que trascendentales, y sabemos que Spielberg no es malo en ello, no, él es un maestro en hacer que una imagen sea memorable, ahí tenemos la escena de las bicicletas en ET o la escena de la nave espacial en Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, y creo que eso es en donde peca en este caso en específico, en tratar de hacer que su película sea memorable.
Ya sabemos que Spielberg es un genio, por algo lo llamaron El Rey Midas de Hollywood, porque sus películas están destinadas al éxito, así, porque simplemente están bien construidas, sin embargo, no todo es color de rosa, y recalco, esta es mí opinión, ustedes pueden comentar las suyas en la caja de comentarios; pero aquí es donde Spielberg se equivoca, porque al tratar de hacer que la historia sea épica en muchos de sus planos, hace que la misma se estanque, no avanza y no nos cuenta mucho, tanto fue así, que en ciertas partes me confundía y no sabía lo que estaba pasando, a lo mejor sea el hecho de que no estaba prestando la debida atención, pero es que tampoco quiero arruinar la experiencia de cada quien contando más de la cuenta.
Sin embargo, debo resaltar el acierto que tiene la cinta al mostrar la pérdida de la inocencia, y aquí es donde adquieren sentido las preguntas del principio.
Jim Graham, como motor de la película, me parece un ejemplo claro de lo que pudo significar el tener que vivir en esos años siendo un niño, y más uno que ha crecido sin carencias de ningún tipo, ya que su padre tiene dinero y el chico tiene acceso a lo que desea, y el hecho de tener que hacerlo pasar por todo eso, como el ser un prisionero de guerra, no hace otra cosa más que acentuar el mensaje de la película: la guerra nos hizo perder la inocencia que teníamos, la ingenuidad en la que vivíamos al pensar que no podríamos pasar otra vez por lo mismo, de ahí que la Primera Guerra Mundial fuese llamada La Gran Guerra, porque nadie pensaba que el mundo se sumiera de nuevo en algo más de lo mismo, y peor.
Por esta cuestión pienso que la película acierta grandemente, a pesar de sus falencias técnicas y narrativas, aunque gane fuerza al final al mostrarnos a un joven Jim que ha perdido la cordura, se ha perdido en la locura de la guerra, simplemente ha quedado traumado. Y no parece forzado, porque con todo lo que el director nos ha hecho vivir junto al niño, entendemos por qué se sienta así, porque se encuentre en ese estado mental, porque él, valga la redundancia, ha perdido su inocencia y se ha dejado llevar por la guerra, esta se llevó su infancia y su ingenuidad y le dejó ver los verdaderos sentimientos de los hombres, desde el tipo que lo toma y lo explota, hasta los que dirigen el campo de concentración y las razones confusas por las que Japón le declaró la guerra a China.
Pensamientos Finales
Como filme introductorio de la Segunda Guerra Mundial, me parece una buena opción a pesar de los defectos que he comentado, los cuales, no tienen porque ser lo que ustedes piensen, porque ahí se encuentra lo bonito de esto, que ustedes puedan debatir, pero siempre con respeto, para no armar una Tercera Guerra Mundial, más adelante explicaré eso.
Fuera del contexto en el que la película entra, como un filme más, la película me parece recomendable, pero para ver por partes, sí, por partes, de forma que puedas levantarte y divagar un poco, porque les será extensa, pese a tener dos horas y media de duración, en mi experiencia, la película me pareció extensa, pero fue por esas partes lentas en donde no avanzaba en nada. Lejos de eso, como una comprensión de lo que se vivió en ese lado del mundo cuando estalló la contienda más sangrienta de la humanidad, es una buena opción para hacerlo, lo que convierte a la película en una recomendación para un miércoles o un jueves, porque es cuando se tiene más energía y se puede soportar lo que se está viendo.
Me gustaría cerrar esta reseña diciendo algo que me dijo el vagabundo de la esquina esta mañana: «El respeto al derecho ajeno, es la paz». Por fin dijo algo de lo que he escuchado, algo que mis abuelas me han dicho, eso que, quizás, si se siguiera y se comprendiera como tal, no habríamos llegado a pasar dos guerras mundiales y la posibilidad de una tercera.
Puntuación: 7/10
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De momento eso es todo por hoy, nos veremos luego.