Miró la luna a través de la ventana, era como una perla suspendida en el espacio, y vista a través del cristal, resultaba algo decorativo en la panorámica que tenía de la ciudad.
Estaba de brazos cruzados y cada exhalación empañaba el vidrio, bostezaba de tanto en tanto, denotando el cansancio que tenía, pero no dejaba de tratar el mantenerse despierta, como si luchara contra el sueño. Detrás de ella y en toda la habitación, no cesaba el sonido de las teclas de los ordenadores, así como el susurro de varias personas charlando entre sí. Estaba tan ensimismada que no prestaba atención a ello, al contrario, era como si eso formase una melodía que la cansaba más y la hacía sentirse con más ganas de dormir, aunque seguía preguntándose por lo que estaba pasando y se decía que no podía dejarlo todo así por así, aun había alguien ahí adentro y muy probablemente esa persona necesitaba ayuda de ellos.
De pronto, en algún lugar de la habitación, comenzó a escuchar algo de Hip Hop. Frunció el ceño y se giró para ver de quién se trataba y pronto uno de los siete muchachos, el de la esquina, sonrió nervioso y le bajó a la música, bostezando. Lo entendía, estaba cansado, como ella, y estaba intentando todo lo que podía para mantenerse despierto. Pero también se le estaba haciendo difícil, después de todo, por mucho entrenamiento que tuviera, nadie podía soportar toda una noche en vela y más si durante el día te la pasaste bien despierto creyendo que por la noche dormirías en tu cama.
En ese momento, una joven se le acercó y la tocó en el hombro.
—¿Qué pasa? —preguntó la mujer al ver a la chica. Esta tenía el cabello castaño y utilizaba anteojos.
—Parece que Isaac ya restableció la conexión, creo que podemos comunicarnos con Alfa.
—¿En serio?
—Sí.
La mujer miró al resto de muchachos en la sala.
—Rápido, denme señal y proyéctenlo en la pantalla principal.
El sonido de los teclados se intensificó unos segundos y pronto un proyector que bajó del techo iluminó la pared. La pantalla de carga apareció enseguida, el nombre Alfa alcanzaba a leerse en un fondo completamente negro.
De pronto escuchó sonidos.
Los truenos fue lo primero que oyeron. No había imagen, solo el golpe seco y luego con eco de los rayos golpeando la tierra y después los gritos y rugidos de lo que parecían criaturas a lo lejos, ella no pudo evitar pensar en las hienas en la selva.
—¿Alfa? —fue lo que preguntó confundida, sin embargo, no hubo respuesta.
Miró a los demás en la sala, todos estaban a la expectativa, incluso la chica que la había sacado de su trance. Intentando mantener la compostura, miró de nuevo la pantalla y con temor, preguntó.
—¿Alfa?
Esperó unos segundos, los truenos y los golpes en la lejanía seguían escuchándose, eran como bombas, pero distorsionadas.
—¿Alfa…?
—¿Líder? —contestó el muchacho, denotando la sorpresa en su voz.
—¿Cómo estás? ¿Qué está pasando?
La mujer no apartó la vista de la pantalla, mientras, detrás suyo, todos hacían lo mismo.
—Espere… ya le muestro.
En ese momento, la pantalla dio la imagen y un cielo nublado en rojo y azul, iluminado por los rayos, fue lo primero que apareció. Y de entre el caos, los tentáculos de una criatura gigante se movían sobre las nubes.
—¿Qué mierda…?
—No lo sé, jefa, pero… —la imagen se movía por todos lados y rara vez se mantenía estática para mostrar lo que pasaba, sin embargo, mediante algunos comandos, pudieron hacer que la imagen se viese estática a pesar de las sacudidas—. Esto está muy mal por donde se le mire, vea usted…
En ese momento, Alfa apuntó la cámara hacia la ciudad y pudieron ver un lugar parecido a las descripciones dadas del infierno bíblico. Un lugar lleno de fumarolas, fuego y un color rojizo bañándolo todo. Sin contar esas criaturas andando por ahí parecidas a demonios y que ahora eran tan grandes como una casa. De resto, la destrucción producida por los temblores fue lo que más le llamó la atención.
—¿Qué pasó?
—Parece que… el objeto 237 se internó en el cerro y desde aquí comenzó a llamarlo a él, creo que intenta hacer conexión con la tierra para… Dios santo, esto se ve mal.
—Tranquilo, soldado, recuerde que está ahí cumpliendo una sola misión.
—Salvar al mundo no es tan fácil.
—Compórtese a la altura, por favor.
—De acuerdo, de acuerdo…
—¿Qué viste?
El muchacho tragó en seco, eso se escuchó claramente en los altavoces de la habitación. El soldado apuntó a la montaña, se había alejado de ella en algún punto, porque alcanzaba a verse algo lejos desde donde estaba.
—Lo que le dije, creo que está queriendo tener contacto con él, y creo que lo logró, porque está allá arriba, ¿Lo vio?
—¿Quién no lo vio?
—¿Qué?
—Nada, nada. ¿Hay alguna manera de detenerlo por su cuenta, Alfa?
—Lamentablemente, no, señora, no puedo hacer nada desde aquí.
—¿Qué está queriendo decirme?
—Qué estamos perdidos, y lo que es peor, estoy justo debajo de donde será el desastre.
—¿Por qué lo decís?
—Solo lo sé…
—¿Y por qué decís que estamos perdidos? Tiene que haber una manera de detener a la criatura.
—Pues a menos que conozca a alguien que pueda enfrentarse a esa medusa universal, perfecto, puede haber una manera, de lo contrario, estamos condenados.
—¿Condenados?
—Sí, por las decisiones que se tomaron… ¡No debieron hacer eso! ¡No debieron soltarlo! Y si no me equivoco, que espero que sí lo esté, esa cosa va a expandirse por todo el mundo y será nuestro fin, como los dinosaurios.
—Esperate, esperate, ¿Qué me estás diciendo?
—Lo que acaba de escuchar, a menos a que tenga a alguien que pueda arriesgarse a detenerlo… —el soldado recordó la pesadilla que tuvo cuando miró a la criatura a los ojos.
—¿Por qué no lo podés detener por tu cuenta?
—Se perdió, el objetivo se perdió, y lo más probable es que esté en el corazón de la montaña, justo desde donde vieron disparados los rayos y el fuego de hace un rato.
—Entonces… ¿No hay manera…?
—No, señora, entiéndalo, no hay manera de detener esto, estamos acabados.
La mujer suspiró, el soldado no podía verla, solo escucharla, los relámpagos iluminaban todo y algo parecido a una red neuronal, se hallaba distendida por todo el lugar, como si de un hongo bioluminiscente consumiéndolo todo se tratara.
—Creo que hay una manera de detener esto…
—¿Cuál?
—Probablemente ya lo sepás, pero habrá que buscar en La Bodega.
El soldado tragó en seco.
—No, no puede hacer eso, no va a liberar a otra de esas criaturas aquí solo porque sí…
—¿Quieres un Reinicio? Porque básicamente eso es lo que van a hacer los que están sentados en La Alta Mesa.
El soldado suspiró.
—¡Mierda! ¿Y cómo lo van a hacer? Porque si no me fallan los ojos, está por amanecer en unos minutos, creo que… treinta minutos para el amanecer.
—Más jodidos no podemos estar, es lo que toca, Alfa, solamente podemos hacerlo así.
—¿Y quién será esta vez?
—Tendremos que buscar, tenemos que encontrar algo que se equipare a esa criatura.
La mujer escuchó la risa sarcástica del soldado.
—Ese es el problema de la gente que está al mando, todo el tiempo creyendo que pueden controlarlo todo solo porque un viejo estúpido venido de a saber cuándo, les dio el poder para controlar unas cuantas cosas…
—Recuerde que sigue en servicio, soldado.
—Después de todo lo que acabo de vivir, sus regaños no son nada, jefa. Apúrese, si no quiere que todas esas cosas a las que han temido por años, se vuelvan realidad en unos minutos.
—De acuerdo. Buscá un lugar seguro y, si podés, tomá la ruta hacia Choluteca, probablemente ese sea el punto de extracción.
—Como diga, señora.
—Cambio y fuera.
Tras eso, la comunicación volvió a morir. La mujer volteó hacia su grupo de trabajo y todos se hallaban expectantes, mostrando verdaderas expresiones de miedo en sus rostros.
—¿Qué? —preguntó molesta y confundida.
—¿Qué le dijo que vamos a hacer?
—A buscar una manera de detener esto.
—¿Y cómo piensa detener a esa cosa? Si recuerda lo que es el Objeto 237, ¿Verdad?
—Venido desde la génesis del tiempo, el que siempre estuvo ahí y el encargado de la muerte para darle paso a la vida en el universo… sí, sé lo que es el Objeto 237, El viejo ya nos lo dejó claro, pero, así como existen monstruos, también hay monstruos que atacan a esos otros…
—No estará pensando en liberarlo… ¿Verdad? —le preguntó la chica que la sacó de sus pensamientos y que le dijo que ya tenían conexión con el soldado.
La mujer suspiró.
—Si dejamos que esto escale al punto en donde La Alta Mesa tenga que decidir lo que se debe hacer, el Reinicio será su primera y única opción, y todos sabemos las consecuencias de eso. Ellos no verán otras opciones por los distintos caminos en los que puedan terminar, pero todavía estamos al mando, tenemos que hacerlo… vayan a buscar al Objeto 45.
—¿El Harpa? —preguntó la chica confundida.
—Sí, es una de las pocas maneras que tenemos para hacerle frente a esta amenaza…
—Pero, necesitamos también a…
—Claro, el Objeto 46 la llevará.
—De acuerdo —dijo la chica asintiendo, girándose para seguir las órdenes de su jefa.
Al salir de la habitación, la chica no evitó pensar en lo que Alfa dijo, ¿De verdad era así? ¿Con qué intención soltaron al que siempre estuvo ahí? ¿Qué intentaban saber o demostrar? Suspiró y cerró sus ojos con fuerza, recordando a Alfa antes de irse. Solo esperaba que estuviera bien y que se moviera con rapidez por la ciudad, en cualquier momento llegaría la ayuda, y esperaba que estuviese lo más lejos posible cuando el encuentro sucediera.
Y mientras corría por las calles, escuchando los truenos y sintiendo el temblor en la tierra por las pisadas de aquellas criaturas y lo ocasionado por la bestia en el interior de la montaña, no dejó de pensar en la conversación que tuvo con su jefa. ¿Realmente actuarían de esa manera? ¿En serio serían capaces de hacer algo así? Bueno, viendo todo lo que causaron y a toda la gente que dañaron, no era de extrañarse, sin embargo, ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué dañar otro momento así? ¿Y a quién se le ocurre hacer un Reinicio de la nada? ¿Por qué hacer esas cosas si no van a poder controlar la situación? ¿Por qué demonios existía La Bodega?
Saltó sobre el capó de un carro y se escondió debajo de una camioneta al escuchar que una bestia se acercaba. La vio pasar por la calle y sortear las casas, era enorme. Salió de ahí y corrió a través de la Col. Morazán, bajando desde el Hotel Morazán hacia la carretera.
Los gritos, las llamas y el caos seguía por todos lados, pero ahora era diferente, un poco diferente a lo que vio cuando llegó, era como si la gente, la poca que quedaba, intentase sobrevivir de alguna manera, y es que, ahora, escuchaba disparos, y los gritos no eran de pánico, sino algo parecido a advertencias.
De pronto, sintió en su ser las ganas de girarse y ver lo que ocurría en el cerro y sus ojos no daban crédito de lo que miraba. De las faldas de la montaña, como aquella rasgadura que viese sobre la tela del espacio en sus pesadillas, vio como el cerro se rasgó y del interior una luz roja y unos rayos negros fueron disparados al ambiente, y unos ojos con doble pupila se enfocaron en el mundo que los rodeaba. En ese momento, todas las bestias sobre la faz de la tierra, emitieron rugidos y gritos al cielo, y aquellos ojos se cerraron y se abrieron, como respondiendo al llamado.
Si había una manera de detener todo eso, esperaba a que se dieran prisa, o en serio ya ni siquiera habría tiempo para un Reinicio.
Continuará
Autor: Danny Cruz